28 noviembre 2012

Ser sentimiento


Quería intentar vivir lo que tendía a brotar espontáneamente de mí. ¿Por qué había de serme tan difícil?

Deseo arrancar la meta vital que se oculta oscuramente en mi interior y plasmarla ante mis ojos, como lo hacen todos aquellos que sabían perfectamente lo que iban a ser, su futuro…

Yo no puedo. Quizá tal vez llegaré un día a algo, pero ¿cómo saberlo? Quizá tengo que buscar y buscar, durante años, sin llegar a nada, sin alcanzar ninguna meta. ¿Y si es una meta mala, horrible y peligrosa?

Sólo intento vivir lo que pugna de mi misma ¡Porque es tan difícil!

La mayoría traza límites demasiado estrechos a su personalidad. No quiero eso, quiero vivir mi libertad verdadera, única, sin temor.

Las cosas que vemos son las mismas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos vive tan irrealmente, porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser feliz, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría.

Me busco a mí misma, me afirmo en mi interior. Tanteo un camino hacia adelante sin preocuparme de la meta a la que pueda llegar. Lo importante es encontrar un destino, no uno cualquiera, y vivirlo por completo.
 
No quiero guiarme por medianías, ni intentos de evasión. No quiero buscar refugio en el ideal de la masa. No quiero amoldarme. No quiero tener temor a mi individualidad.

Soy un proyecto de la naturaleza, un proyecto hacia lo desconocido, quizá hacia lo nuevo, quizá hacia la nada; y mi misión, mi única misión, es encontrar y realizar ese proyecto que brota desde las profundidades, sentir en mí su voluntad e identificarme con él por completo.

El camino de la mayoría es fácil, el nuestro difícil. Por eso, caminemos.

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