23 febrero 2012

Febrero


En un pantano de silencios ajenos fui cayendo poco a poco en la desesperación, ahogándome con sus tristezas, perdiendo mi propia identidad.

Anoche me sentí triste al recordar las noches de febrero en el jardín. El olor de abrazos pasados… decidí irme… ¿por qué? Debí estancarme en tus labios, no dejarte. Somos tan tontos al dejarnos caer en la soledad. Te lo dije… nadie en pensamientos ni corazón es mejor que tú. Y eso es lo que importa… la juventud es sólo un suspiro, lo demás es lo que queda.

Escuché que todas las respuestas descansan en nosotros sólo que a veces no queremos darnos cuenta porque el camino es difícil.

Supongo que entre más sufro, más grande será mi alegría mañana. Los sentimientos se estiran, se hacen más grandes.

Me dijiste que cuando tocábamos fondo, existe un impulso, por solo un instante, que nos eleva a la superficie. Es un segundo en que se decide todo y que sólo depende de nosotros.

Ese volcán de sentimientos que vive dentro de mí me destruye y construye. Pero no quiero perderme a mí misma. Soy fuerte. ¡He decidido ser fuerte! Invencible a pesar del ahogo.

A veces necesito escapar… libertad… como el viento, mi amado que logró despertarme. Estaba muriendo.

Si me dejo caer en la vulnerabilidad no podré abrir los ojos por la mañana y te prometo que tengo unas ganas locas de vivir.

No puedo cambiar su vida pero si puedo decidir cómo quiero que sea la mía.

Quiero llorar y reír, y tal vez las dos cosas al mismo tiempo. Soy frágil y lo saben todos aquellos que he dejado entrar a mi corazón. Pero tengo suerte y debo aprovecharla.

Dolor te amo y te abrazo pues solo tú me puedes hacer más fuerte.

La hermosura está afuera, sólo hay que mirar con ojos verdaderos…

Las estrellas aún brillan en mis noches… es esa mi esperanza… La energía fluye dentro de mí.