ocultándose del mundo, mirando el techo.
El dolor le aprieta el corazón,
no puede escapar de la prisión de su mente.
Había de romperse siempre frente ellos,
era un perdedor por creer en juegos de niños.
Pero creía que podía hacerlo realidad,
iría en búsqueda de su sueño.
Quería viajar con su alma hacia el cielo,
ser libre frente a la eternidad.
Nadie le entendía, nadie quería estar con él
mas era hora de salir de su jaula.
Construyó una nave espacial de ilusiones y fantasías,
guardo en su mochila su corazón roto y algunos recuerdos.
No necesitaba comida ni agua donde iba,
sólo valentía e ímpetu para encontrar el camino.
Era un niño cuando partió,
lo miré desde mi ventana.
No le dijo adiós a nadie,
simplemente desapareció.
Espero el día en que venga a buscarme,
me siento tan frustrada como él.
La realidad aprieta el pecho,
mientras él se ríe mirándome sobre la luna.